Desde 2015, cada 4 de septiembre Chile celebra oficialmente el Día Nacional del Vino, una fecha que rinde homenaje a más de 470 años de historia vitivinícola y al impacto cultural y económico que esta actividad ha tenido en el país. Este año, las principales actividades se concentran en torno al 7 de septiembre, extendiendo la conmemoración hacia el fin de semana.
¿Por qué se celebra?
La celebración se estableció mediante el Decreto N° 29 del Ministerio de Agricultura, firmado por la expresidenta Michelle Bachelet en Viña Cousiño Macul el 4 de septiembre de 2015. En ese documento, se reconoce el vino como “un producto representativo del patrimonio nacional” y se establece la fecha para promover su valoración, tanto en Chile como en el extranjero.
Pero la razón histórica va más atrás: el 4 de septiembre de 1545, Pedro de Valdivia envió una carta al rey Carlos V solicitando “vides y vinos para evangelizar Chile”. Ese documento, resguardado por el Archivo de Indias, es considerado la primera mención escrita del vino en territorio chileno, como lo explica el historiador Gonzalo Rojas en esta nota de El Mostrador.
Una industria que construye identidad
En palabras del exministro de Agricultura Carlos Furche, “el vino forma parte de nuestra cultura, historia e identidad. Esta celebración busca también valorar el esfuerzo de las personas que trabajan en el campo, en las viñas y en toda la cadena productiva”.
La fecha busca generar orgullo, pero también conciencia sobre el valor patrimonial del vino en la vida cotidiana chilena. Y hoy más que nunca, también representa una oportunidad de promover el consumo responsable, el conocimiento del origen de los productos y el fortalecimiento del turismo interno.
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