Durante años, el vino fue relegado a cenas familiares, brindis formales o maridajes en restaurantes. Sin embargo, algo está cambiando. Hoy, cada vez más jóvenes lo integran en sus juntas, celebraciones y carretes. Ya no se trata solo de cervezas artesanales o tragos dulces: una copa de vino se ha ganado espacio entre hieleras, playlists y vasos plásticos.
El cambio cultural que empuja al vino de vuelta a la fiesta
No se trata solo de una moda pasajera. Según un informe de Wine Intelligence, los consumidores entre 18 y 35 años están explorando nuevas formas de beber vino, buscando experiencias relajadas, con menos formalidades. Y Chile, con una oferta cada vez más amplia y accesible, ha sabido leer esa necesidad.
En palabras de la socióloga y consultora en consumo cultural Francisca Araya, “los jóvenes ya no quieren sentirse excluidos de mundos complejos. Hoy las marcas que triunfan son las que abren la conversación, no las que imponen reglas”.
¿Por qué el vino seduce a una nueva generación?
El vino tiene atributos que lo vuelven atractivo para los consumidores jóvenes:
- Versatilidad: se puede tomar frío, con frutas, con hielo, en sangrías o directamente de la botella.
- Estética: su presencia en redes sociales, especialmente Instagram y TikTok, ha crecido con fuerza gracias a etiquetas llamativas y packaging que rompe esquemas.
- Precio/calidad: vinos jóvenes, rosés y espumantes ofrecen excelente calidad sin salirse del presupuesto de un universitario.
¿Qué tipo de vinos están entrando al carrete?
Las viñas lo saben. Etiquetas como Santa Digna Estelado Rosé de Miguel Torres, el Pet-Nat de Viña Bouchon o el Late Harvest de Viña Maola han encontrado eco entre un público joven y explorador. Incluso han surgido vinos en formato bag-in-box o en latas reciclables, pensados para el consumo social y dinámico.
La estética del vino en redes sociales
Un breve análisis con la herramienta Lindera muestra cómo hashtags como #winetime, #roséallday y #vinoyamigos han crecido entre usuarios de 18 a 30 años en Chile. Marcas que entienden esta lógica digital y crean contenido cercano están ganando terreno.
¿Estamos frente a un cambio permanente?
Probablemente sí. La clave estará en cómo el mundo del vino siga dialogando con las nuevas generaciones sin perder su esencia. Como señala el sommelier y docente Rodrigo Carrasco, “el vino tiene algo que otros bebestibles no: identidad. Si logramos comunicarla bien, tiene todo para volver al centro de la fiesta”.